Un psicólogo norteamericano, Harry Frederick Harlow (1905-1981), realizó diversos estudios sobre la necesidad de contacto físico y sobre el apego de los bebés a sus madres.
Estos estudios, que deberían haber sido prohibidos por su crueldad, incluyan experimentos como aislar a los monos bebés, alejarlos de sus madres y en algunos casos substituir a la madre por un robot con forma de mono cuya única función era alimentar al bebé (sin satisfacer sus necesidades de contacto físico y de afecto) o incluso “substituirlas” por un simples trapo blandito al final de la jaula.
Los experimentos han tenido un tal impacto que algunos historiadores consideran que su difusión fue uno de los factores que impulsaron el movimiento por los derechos de los animales en EEUU.
¿Por qué os estoy contando todo esto? Porque creo que a muchos les interesaría saber que dichos estudios han probado que el contacto físico con la madre (lo que llamamos el apego) es fundamental para el desarrollo físico y psicológico de las criaturas.
Los monos privados del contacto con sus madres desarrollaran obsesiones por sus madres robot e incluso por el trapo que tenían en la jaula (buscaban en estos objetos el cariño y el afecto que les hacía falta) y cuando crecieron llegaron a demonstrar anomalías de la conducta social, en el caso de que fueran humanos serían incluso clasificados como sociopatas.
Os dejo un corto video en español sobre el tema.
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